El mundo actual es exigente, y apresurado y nos lleva a tener el mismo ritmo de vida. Una rutina permanente, donde el trabajo es prioridad, junto a las obligaciones y responsabilidades. Mientras el bienestar personal, queda relegado para hobbies, ocio, actividad física, y descanso. ¿Les ocurre ?
Pues bien, nos suele ocurrir a todos en todas partes. Por eso te cuento que el bienestar abarca no sólo la salud física sino también el bienestar mental y emocional, así como las conexiones sociales y un sentido de propósito. En un enfoque integral de la salud se requiere constancia, cuidado, y perseverancia.
Hoy se habla que estar saludable no es no estar enfermo o padecer patologías. Y si hablamos de salud, tenemos que entender que para estar saludable, debe haber un equilibrio entre las partes.
Vamos a citar ejemplos concretos:
¿De qué nos serviría consumir 3 -4 frutas a diario y ensaladas crudas, hidratarnos en cantidades suficientes, si almorzamos y cenamos siempre en soledad, que no es lo mismo que solos y tranquilos, o nos falta una vida social afectiva, o estamos sin compañía?
¿Cuán beneficioso seria hacer footing 1 hora de lunes a viernes, si estamos cursando con algún trastorno de la conducta alimentaria?
¿Qué sentido tendría adoptar una alimentación vegetariana, por sus beneficios a la salud, pero fumamos un atado de cigarrillos a diario?
Por eso debemos interpretar el concepto general, holístico, “el todo” es la base para empezar un cambio positivo para nuestras vidas. Mis pensamientos, mis acciones, mis emociones, y mis elecciones alimentarias afectan mi digestión y absorción de nutrientes, pero también mi estado de ánimo, también mi humor, como así la lucidez para desempeñar mis tareas laborales o la crianza de los hijos.
Una alimentación saludable equilibrada, y pertinente para la persona, según edad, gustos, y momento biológico, buena hidratación, actividad física, son todos pilares de un buen estado nutricional.
El bienestar mental y emocional son componentes igualmente importantes. El estrés, Influye en nuestra capacidad de tomar decisiones y afrontar los desafíos de la vida.
Las relaciones y vínculos sociales, también juegan un papel vital en este bienestar. Propiciar mantener relaciones sólidas, productivas, afectivas, nos dan un sentido de apoyo, de pertenencia, y de socialización para nuestra vida.
Encontrar un sentido de propósito es otro aspecto crucial del bienestar. Tener una comprensión clara de lo que da sentido a nuestras vidas no va a permitir establecer prioridades, metas, delinear proyectos y así, experimentar una sensación de plenitud y realización. A esto podríamos llamar, el bienestar espiritual.
Nutrir el cuerpo implica dar los nutrientes, el alimento vital y adecuado para cada función. Lograr un bienestar optimo implica prácticas, hábitos, y conductas saludables en todos los aspectos mencionados: el físico, mental y emocional. Alimentar el espíritu es clave, para el cambio físico que busquemos, o la estabilidad emocional. Cada persona buscará su oasis, en diferentes herramientas, para algunos la meditación, prender un sahumerio, hacer bicicleta varias horas, coleccionar objetos. Lo importante es siempre ir hacia esa búsqueda, abrazar el camino y transitarlo, aunque aparezcan piedras, ramas, o charcos en ese paisaje, seguir caminando. Siempre lanzarnos a la búsqueda es la mejor opción para una vida saludable.
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